quarta-feira, 2 de janeiro de 2019

Após 60 anos, Cuba é um país livre, independente e dono do seu destino, diz Raúl em aniversário da Revolução

Após 60 anos, Cuba é um país livre, independente e dono do seu destino, diz Raúl em aniversário da Revolução

Raúl também comentou o fim da participação de Cuba no programa Mais Médicos e afirmou que novo governo do Brasil serve a interesses da ultradireita da Flórida

REDAÇÃO

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O ex-presidente de Cuba Raúl Castro disse, durante discurso em comemoração aos 60 anos da Revolução Cubana – completados nesta terça-feira (01/01) –que o país, depois de seis décadas, é livre, independente e dono do seu destino.
“Após 60 anos de lutas, sacrifícios, esforços e vitórias, vemos um país livre, independente e dono de seu destino. Ao imaginar o amanhã, a obra realizada nos permite vislumbrar um porvir digno e próspero para a pátria”, afirmou.
O evento aconteceu no Cemitério de Santa Ifigênia, onde se encontram os mausoléus de líderes revolucionários como Fidel Castro, José Martí e outros. O presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que sucedeu a Raúl, também estava presente.
“O povo heroico de ontem e hoje, orgulhoso de sua história, comprometido com seus ideais e a obra da Revolução, soube resistir e vencer nas seis décadas ininterruptas defendendo o socialismo”, disse Raúl. “A autoridade política e moral de Cuba está sustentada na história”.
“A Revolução não envelheceu”, disse, ao falar sobre o papel da juventude do país. “Sentimo-nos profundamente satisfeitos, felizes e confiantes ao ver, com nossos próprios olhos, como as novas gerações assumem a missão de construir o socialismo, “única via para a independência”.
Brasil
Raúl também comentou o fim da participação de Cuba no programa Mais Médicos, do qual Havana se retirou por não concordar com as exigências do hoje presidente brasileiro Jair Bolsonaro.
“Há poucas semanas, retornaram dignamente, com o reconhecimento e o carinho de milhões de pacientes, sobretudo os em zonas rurais e populações indígenas, milhares de médicos cubanos que prestaram serviços no Brasil, a quem o novo presidente caluniou e repudiou, com o propósito de destruir esse programa social e, assim, cumprir as orientações da ultradireita da Flórida, que sequestrou a política dos EUA com Cuba para o beneplácito das forças mais reacionárias do atual governo norte-americano”, afirmou.
O ex-presidente cubano também pediu que se cessem o que classificou como “ataques” às ex-presidentes Dilma Rousseff, do Brasil, e Cristina Kirchner, da Argentina.
“Promoveram processos judiciais arranjados e motivados politicamente, assim como campanhas de manipulação e descrédito contra dirigentes e organizações de esquerda, fazendo uso do controle monopólico sobre os meios de difusão massiva. Desta forma, conseguiram encarcerar o companheiro Lula da Silva e o privaram do direito de ser candidato presidencial do Partido dos Trabalhadores, para evitar sua vitória segura nas últimas eleições. Aproveito a ocasião para fazer um chamamento a todas as forças políticas honestas do planeta para pedir sua liberação e que cessem os ataques e a perseguição judicial contra as ex-presidentes Dilma Rousseff e Cristina Fernandéz de Kirchner”.
Raúl discursou durante cerimônia de 60 anos da Revolução Cubana, em Santiago de Cuba
Leia íntegra do discurso de Raúl (em espanhol):
Santiagueras y Santiagueros;
 Compatriotas de toda Cuba:
 Nos reunimos hoy para celebrar el aniversario 60 del triunfo revolucionario del Primero de Enero, y lo hacemos nuevamente en Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, aquí en el cementerio de Santa Ifigenia, donde se veneran los restos inmortales de muchos de los mejores hijos de la nación, muy cerca de las tumbas del Héroe Nacional, del Padre y la Madre de la Patria y del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.
 No vengo a aquí a hablar a título personal, lo hago en nombre de los heroicos sacrificios de nuestro pueblo y de los miles de combatientes que ofrendaron su vida a lo largo de más de 150 años de lucha.
 Parece increíble que el destino nos haya reservado el privilegio de poder dirigirnos a nuestros compatriotas un día como hoy, al conmemorar seis décadas del triunfo, ocasión en que, bajo el mando de Fidel, por primera vez el pueblo cubano alcanzó el poder político y los mambises sí pudieron entrar victoriosos a Santiago de Cuba, coincidentemente 60 años después de que se instaurara el dominio absoluto del imperialismo norteamericano sobre Cuba. 
 Hace pocos meses, en La Demajagua, nos reunimos para recordar el aniversario 150 del inicio de las guerras por la independencia de Cuba, el 10 de Octubre de 1868, fecha que marca el comienzo de nuestra Revolución, que sobrevivió momentos de amargura y desunión, como el Pacto del Zanjón, y episodios luminosos como el protagonizado por Antonio Maceo en la Protesta de Baraguá.
 La Revolución revivió, en 1895, gracias al genio y la capacidad de Martí para aglutinar a los mejores y más experimentados jefes de la contienda de los 10 años y preparar la «guerra necesaria» contra el colonialismo español. 
 Cuando el ejército colonial estaba prácticamente derrotado, con escasa moral combativa, asediado por los mambises en casi toda la isla y mermado por las enfermedades tropicales, que, en 1897, por solo citar un ejemplo, provocaron 201 000 bajas entre sus efectivos; la victoria fue usurpada con la intervención norteamericana y la ocupación militar del país, lo que dio paso a un largo período de opresión y gobiernos corruptos y serviles a sus designios hegemónicos.
 Ni siquiera en esas difíciles circunstancias se apagó la llama redentora del pueblo cubano, puesta de manifiesto en figuras de la talla de Baliño, Mella, Villena, Guiteras y Jesús Menéndez, entre muchos otros que no se resignaron a vivir en afrenta y oprobio sumidos.
 Tampoco la Generación del Centenario, que bajo el liderazgo de Fidel asaltó los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de Julio de 1953, estaba dispuesta a tolerar, a 100 años del natalicio de Martí, los crímenes y abusos de una tiranía sangrienta totalmente subordinada a los intereses de los Estados Unidos.
 Sobrevinieron entonces momentos de profundo dolor y tristeza luego del revés y el vil asesinato de muchos de los combatientes revolucionarios participantes en esas acciones, denunciado virilmente por Fidel en su histórico alegato «La historia me absolverá», que se convirtió en el programa de la Revolución. A pocos metros de aquí yacen los restos de los caídos aquel 26 de julio y de otros mártires de la gesta insurreccional, incluidos también los valientes jóvenes santiagueros de la lucha clandestina y los hijos de esta ciudad que cayeron en las gloriosas misiones internacionalistas. 
 En los duros años de presidio y vejaciones no desfalleció el fervor y el compromiso de reiniciar la lucha, creció el prestigio y la autoridad del líder revolucionario para sumar nuevas fuerzas contra la dictadura. 
 El exilio en México no conoció el descanso; sirvió para preparar la próxima y decisiva etapa de batallar que nos trajo en el yate Granma a las Coloradas el 2 de diciembre de 1956. La demora en arribar a costas cubanas, debido a la azarosa navegación, no permitió la sincronización prevista con el Alzamiento de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre, organizado por el audaz y valeroso joven dirigente del Movimiento 26 de Julio, Frank País García, quien todavía no había cumplido los 22 años, edad que tenía cuando fue brutalmente asesinado por los esbirros de la tiranía el 30 de julio de 1957. 
 Tampoco el desastre de Alegría de Pío, que casi aniquiló a los expedicionarios, pudo extinguir el optimismo y la fe de Fidel en la victoria, convicciones que lo llevaron a exclamar el 18 de diciembre cuando nos reencontramos, con apenas siete fusiles: ¡Ahora sí ganamos la guerra!
 Desde Santiago de Cuba, como resultado de los infatigables esfuerzos del movimiento clandestino dirigido por Frank País, recibimos en la Sierra Maestra el primer refuerzo de jóvenes combatientes, armas y municiones, que significó un aporte crucial a la capacidad combativa del naciente Ejército Rebelde.
 Prosiguieron meses de incesantes combates, primero en la Sierra Maestra y luego la lucha se extendió a otras regiones con la apertura de nuevos frentes y columnas, y con la derrota de la gran ofensiva de las tropas batistianas contra el Primer Frente dirigido por Fidel, que marcó el inicio de la contraofensiva estratégica y el viraje radical de la guerra que condujo a la derrota del régimen y la toma del poder revolucionario.
 Ya el 8 de enero de 1959, a su llegada a La Habana, el Jefe de la Revolución expresaba, (cito): «La tiranía ha sido derrocada, la alegría es inmensa y sin embargo queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo sea más difícil». (Fin de la cita).
 Las premonitorias palabras de Fidel no tardaron en hacerse realidad. Se iniciaba una etapa de luchas que estremeció los cimientos de la sociedad cubana. El 17 de mayo, a escasos cuatro meses y medio del triunfo, en la Comandancia de la Plata, en el corazón de la Sierra Maestra, se promulgó la primera Ley de Reforma Agraria en cumplimiento del Programa del Moncada, hecho que afectó a los poderosos intereses económicos de los monopolios norteamericanos y la burguesía criolla, que redoblaron las conspiraciones contra el proceso revolucionario. 
 La naciente Revolución se vio sometida a todo tipo de agresiones y amenazas, como el accionar de bandas armadas y financiadas por el Gobierno norteamericano, los planes de atentado contra Fidel y otros dirigentes, el asesinato de jóvenes alfabetizadores, muchos de ellos todavía adolescentes; el sabotaje y el terrorismo en todo el país con el terrible saldo de 3 478 muertos y 2 099 incapacitados; el bloqueo económico, comercial y financiero y otras acciones políticas y diplomáticas con el fin de aislarnos; las campañas de mentiras para denigrar a la Revolución y a sus líderes; la invasión mercenaria por Playa Girón en abril de 1961; la Crisis de Octubre en 1962 cuando en Estados Unidos se preparaba la invasión militar a Cuba y una interminable lista de hechos hostiles contra nuestra patria.
 Nadie puede negar que la Revolución que nacía aquel Primero de Enero no ha tenido, a lo largo de 60 años, un minuto de sosiego, ya vamos por 12 administraciones norteamericanas que no han cejado en el empeño de forzar un cambio de régimen en Cuba utilizando una u otra vía, con mayor o menor agresividad. 
 El pueblo heroico de ayer y de hoy, orgulloso de su historia y cultura nacionales, comprometido con los ideales y la obra de la Revolución, que suma ya cuatro generaciones de cubanos, ha sabido resistir y vencer en las seis décadas de ininterrumpido bregar en defensa del socialismo, siempre basado en la más estrecha unidad en torno al Partido y a Fidel. 
 Únicamente así se puede comprender la hazaña de haber resistido los crudos años de período especial, cuando nos quedamos solos en medio de Occidente, a 90 millas de Estados Unidos. Entonces, nadie en el mundo habría apostado un centavo por la supervivencia de la Revolución; sin embargo, sí se pudo soportar y vencer el reto sin violar ni uno solo de los principios éticos y humanistas del proceso revolucionario y merecer el inestimable apoyo de los movimientos de solidaridad que nunca dejaron de creer en Cuba.
 Ahora nuevamente el Gobierno norteamericano parece tomar el rumbo de la confrontación con Cuba y de presentar a nuestro país, pacífico y solidario, como una amenaza para la región. Apela a la tenebrosa Doctrina Monroe para intentar retrotraer la historia a la época vergonzosa en que gobiernos sometidos y dictaduras militares se sumaron al aislamiento de Cuba.
 De manera creciente altos funcionarios de la actual administración, con la complicidad de algunos lacayos, difunden nuevas falsedades y otra vez pretenden culpar a Cuba de todos los males de la región, como si estos no fueran consecuencia de despiadadas políticas neoliberales que provocan la pobreza, el hambre, la desigualdad, el crimen organizado, el narcotráfico, la corrupción política, el abuso y la privación de derechos a los trabajadores, los desplazados, el desalojo de campesinos, la represión de los estudiantes y precarias condiciones de salud, educación y vivienda para las grandes mayorías.
 Son los mismos que declaran la intención de continuar forzando el deterioro de las relaciones bilaterales y promueven nuevas medidas de bloqueo económico, comercial y financiero para restringir el desempeño de la economía nacional, provocar limitaciones adicionales en el consumo y bienestar del pueblo, obstaculizar aún más el comercio exterior y frenar el flujo de la inversión extranjera. Dicen estar dispuestos a desafiar el Derecho Internacional, contravenir las reglas del comercio y las relaciones económicas internacionales y aplicar más agresivamente medidas y leyes de carácter extraterritorial contra la soberanía de otros Estados.
 Reitero nuestra disposición a convivir civilizadamente, pese a las diferencias, en una relación de paz, respeto y beneficio mutuo con los Estados Unidos. También hemos señalado con toda claridad que los cubanos estamos preparados para resistir un escenario de confrontación, que no deseamos, y esperamos que las mentes más equilibradas en el Gobierno norteamericano lo puedan evitar.
 Otra vez se acusa a Cuba, cuando está demostrado que la deuda externa, los flujos migratorios descontrolados, el saqueo de recursos naturales son resultado de la dominación de las trasnacionales en el continente.
La fuerza de la verdad ha desbaratado las mentiras y la historia ha colocado los hechos y los protagonistas en su lugar.
 Se podrá atribuir a la Revolución Cubana y a la epopeya escrita por este heroico pueblo solo la responsabilidad que emana de su ejemplo como símbolo de plena independencia, resistencia victoriosa, justicia social, altruismo e internacionalismo.
 Como parte de Nuestra América, ha sido y será invariable nuestro respeto y solidaridad con las naciones hermanas, en las que han laborado más de 347 700 médicos y trabajadores de la salud cubanos, muchos de ellos en lugares recónditos y difíciles, y se han formado más de 27 200 jóvenes como profesionales. Ello demuestra confianza en Cuba.
 Hace pocas semanas retornaron dignamente, con el reconocimiento y el cariño de millones de pacientes, sobre todo de zonas rurales y poblaciones indígenas, miles de médicos cubanos que prestaron servicios en Brasil, a quienes el nuevo Presidente calumnió y repudió en el propósito de destruir ese programa social y con ello cumplir las orientaciones de la ultraderecha en la Florida, que ha secuestrado la política de los Estados Unidos hacia Cuba para beneplácito de las fuerzas más reaccionarias del actual Gobierno norteamericano.
 A 60 años del triunfo podemos afirmar que estamos curados de espanto, no nos intimidan el lenguaje de fuerza ni las amenazas, no nos intimidaron cuando el proceso revolucionario no estaba consolidado, no lo lograrán ni remotamente ahora que la unidad del pueblo es una indestructible realidad, pues si ayer éramos unos pocos, hoy somos todo un pueblo defendiendo su Revolución (Aplausos).
 El pasado 26 de julio, aquí en Santiago, expliqué que se había conformado un escenario adverso y nuevamente resurgía la euforia en los enemigos y el apuro por materializar los sueños de destruir el ejemplo de Cuba. Igualmente señalé la convicción de que se estrechaba el cerco imperial en torno a Venezuela, Nicaragua y nuestro país. Los hechos han confirmado esa apreciación.
 Luego de casi una década de poner en práctica los métodos de guerra no convencional para impedir la continuidad o frenar el regreso de gobiernos progresistas, los círculos del poder en Washington patrocinaron golpes de Estado, primero uno militar para derrocar en Honduras al presidente Zelaya y más adelante acudieron a los golpes parlamentario-judiciales contra Lugo en Paraguay y Dilma Rousseff en Brasil. 
 Promovieron procesos judiciales amañados y motivados políticamente, así como campañas de manipulación y descrédito contra dirigentes y organizaciones de izquierda, haciendo uso del control monopólico sobre los medios de difusión masiva.
 De esta forma lograron encarcelar al compañero Lula da Silva y lo privaron del derecho a ser el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores para evitar su segura victoria en las pasadas elecciones. Aprovecho la ocasión para hacer un llamamiento a todas las fuerzas políticas honestas del planeta en reclamo de su liberación y que cesen los ataques y la persecución judicial contra las expresidentas Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner.
 Quienes se ilusionan con la restauración del dominio imperialista en nuestra región deberían comprender que América Latina y el Caribe han cambiado y el mundo también.
 Por nuestra parte seguiremos contribuyendo activamente a los procesos de consenso e integración en la región, basados en el concepto de la unidad en la diversidad. 
 Hemos contribuido con el proceso de paz en Colombia, por solicitud expresa de su Gobierno, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, y lo seguiremos haciendo, por encima de riesgos, agravios y dificultades.
 La autoridad política y moral de Cuba está cimentada en la historia, la conducta y el respaldo unido, consciente y organizado del pueblo.
 Por ello ninguna amenaza nos hará desistir de nuestra solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela.
 Deben cesar las acciones agresivas contra esta hermana nación. Como hemos advertido tiempo atrás, la reiterada declaración de Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, los abiertos llamados al golpe militar contra su Gobierno constitucional, los ejercicios de entrenamientos militares desarrollados en las proximidades de las fronteras venezolanas, así como las tensiones e incidentes en la zona solo pueden conducir a una grave inestabilidad y a consecuencias impredecibles. 
 La región se asemeja a una gran pradera en tiempos de sequía. Una chispa pudiera generar un incontrolable incendio que dañaría los intereses nacionales de todos.
 Es igualmente peligroso e inaceptable que el Gobierno de los Estados Unidos sancione unilateralmente y proclame también a la República de Nicaragua como una amenaza a su seguridad nacional. Rechazamos los intentos de la desprestigiada oea, Organización de los Estados Americanos, para inmiscuirse en los asuntos de esta hermana nación. 
 Frente a la Doctrina Monroe, habrá que aplicar y defender, por el bien de todos, los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en La Habana por los Jefes de Estado y Gobierno, que ahora algunos aliados de los Estados Unidos pretenden ignorar.
 La mayor enseñanza que los revolucionarios y movimientos progresistas podemos extraer de la situación que se ha configurado es la de no descuidar jamás la unidad con el pueblo y no cejar en la lucha en defensa de los intereses de los oprimidos, por difíciles que sean las circunstancias.
 Para nosotros, en la compleja coyuntura internacional, preservan total vigencia las palabras del líder histórico de la Revolución Cubana al presentar su informe central al Primer Congreso del Partido, en 1975, cuando expresó: «Mientras exista el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo, les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error». (Fin de la cita).
 En correspondencia con ello, continuaremos priorizando las tareas de preparación para la defensa, en todos los niveles, en interés de salvaguardar la independencia, la integridad territorial, la soberanía y la paz, partiendo de la concepción estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo, como se recoge en la recién aprobada Constitución de la República.
 Es nuestro deber prepararnos meticulosamente con anticipación para todos los escenarios, incluyendo los peores, no solo en el plano militar, de modo que no dejemos espacio al desconcierto y la improvisación que florece en los de escasa voluntad a la hora de actuar, sino que con el optimismo y la confianza en la victoria que nos legó Fidel y en estrecho vínculo con el pueblo sepamos encontrar la mejor solución a cualquier desafío que se presente.
 Precisamente un reto que enfrentaremos en el año que hoy comienza, es la situación de la economía, agobiada por las tensiones en las finanzas externas a causa de las afectaciones en los ingresos de las exportaciones y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano y sus efectos extraterritoriales.
 Como expresó nuestro Ministro de Economía y Planificación en el último período de sesiones de la Asamblea Nacional, el costo para Cuba de esta arbitraria medida, calculado según la metodología aprobada internacionalmente, ascendió el pasado año a 4 321 millones de dólares, lo que equivale a casi 12 millones de daños cada día, dato que pasan por alto los analistas que suelen cuestionar el desempeño de la economía nacional.
 Con independencia del bloqueo y su reforzamiento, los cubanos tenemos enormes reservas internas que explotar sin volver a incrementar el endeudamiento externo. Para ello se requiere, en primer lugar, reducir todo gasto no imprescindible y ahorrar más, incrementar y diversificar las exportaciones, elevar la eficiencia del proceso inversionista y potenciar la participación de la inversión extranjera, la cual, como se recoge en los documentos rectores del Partido, no es un complemento, sino un elemento fundamental para el desarrollo.
 En ese mismo escenario, en la Asamblea Nacional, el 22 de diciembre, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, pasó balance al estado de la economía durante el 2018 y el plan para el presente año, donde resaltó que la batalla económica sigue siendo la tarea fundamental y la más compleja, y agregaba, es esa la que más exige hoy de todos nosotros, porque es de la que más espera nuestro pueblo. 
 Con este propósito precisó, que se requiere una actitud más proactiva, inteligente y concreta de los dirigentes impulsando –no trabando ni demorando– soluciones seguras y particulares a los problemas, con la búsqueda continua e intensa de respuestas ágiles y eficientes. Al propio tiempo llamó a ser más coherentes con la Conceptualización del Modelo Económico y Social y más sistemáticos y precisos en la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
 Es oportuno expresar que la dirección del Partido Comunista de Cuba respalda decididamente los pronunciamientos y las acciones acometidas por el compañero Díaz-Canel al frente del Estado y del Gobierno desde que asumió el cargo, incluyendo su sistema de trabajo, basado en la visita a los territorios y comunidades; el vínculo con los colectivos y el intercambio directo con el pueblo, la promoción de la rendición de cuentas de los dirigentes mediante los medios de prensa y las redes sociales, así como el control sistemático de los principales programas de desarrollo y el fomento de un estilo de dirección y conducción colectiva de los órganos estatales y gubernamentales.
Sin el ánimo de hacer una valoración apresurada, puedo afirmar que el proceso de transferencia a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades marcha bien, digo más, muy bien, sin tropiezos ni sobresaltos, y estamos seguros de que así continuaremos (Aplausos).
 Aquellos jóvenes que tuvimos entonces el privilegio de combatir bajo el mando de Fidel, hace más de 65 años, desde el Moncada, el Granma, el Ejército Rebelde, la lucha clandestina, Girón, el enfrentamiento a las bandas contrarrevolucionarias, las misiones internacionalistas y hasta el presente, junto al heroico pueblo cubano nos sentimos profundamente satisfechos, felices y confiados al ver, con nuestros propios ojos, cómo las nuevas generaciones 
 asumen la misión de proseguir la construcción del socialismo, única garantía de la independencia y la soberanía nacional.
 Se cumplen 60 años del Primero de Enero de 1959, sin embargo la Revolución no ha envejecido, sigue siendo joven y no es una frase retórica, es una confirmación histórica, ya que desde los primeros momentos sus protagonistas fueron los jóvenes y así ha sido a lo largo de estas primeras seis décadas.
 El proceso revolucionario no está circunscripto a la vida biológica de quienes lo iniciaron, sino a la voluntad y el compromiso de los jóvenes que aseguran su continuidad. Las nuevas generaciones tienen el deber de garantizar que la Revolución Cubana sea por siempre una Revolución de jóvenes, y al mismo tiempo, una Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes (Aplausos). 
 En esta significativa fecha no puede faltar el justo homenaje a la mujer cubana, desde Mariana hasta hoy, siempre presente en nuestras luchas por la emancipación de la patria y en la construcción de la sociedad que hoy edificamos (Aplausos).
Compañeras y compañeros:
 La Segunda Sesión Ordinaria de la actual legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó la nueva Constitución de la República, la cual será sometida a referendo el próximo 24 de febrero. 
 Previamente, por espacio de casi tres meses, se desarrolló un amplio proceso de consulta popular, en el que los ciudadanos expresaron libremente sus opiniones sobre el contenido del Proyecto, conllevando a la modificación del 60 % de los artículos, en clara evidencia del carácter profundamente democrático de la Revolución, donde las principales decisiones que definen la vida de la nación se elaboran con el aporte de todos los cubanos. Nuestros medios de prensa brindaron una detallada cobertura durante el proceso, lo que me libera de extenderme sobre el tema. En pocos días comenzará a distribuirse en un tabloide el texto definitivo de la nueva Constitución.
 Solo deseo añadir la seguridad de que una vez más nuestro noble y aguerrido pueblo demostrará el 24 de febrero en las urnas el respaldo mayoritario a su Revolución y el Socialismo, ratificando la Constitución en el año en que conmemoraremos el aniversario 150 de la primera Carta Magna de Cuba, aprobada en Guáimaro por los iniciadores de la guerra por la independencia.
 Tras 60 años de luchas, sacrificios, esfuerzos y victorias, vemos un país libre, independiente y dueño de su destino. Al imaginar el mañana, la obra realizada nos permite vislumbrar un porvenir digno y próspero para la Patria. 
 Teniendo en cuenta la heroica historia de lucha de los cubanos, en nombre de nuestro pueblo, con total optimismo y confianza en el futuro, puedo exclamar:
 ¡Viva por siempre la Revolución Cubana!
 Muchas gracias.
 (Ovación).

Imprensa internacional destaca caráter ultraconservador da posse de Bolsonaro; veja repercussão

Imprensa internacional destaca caráter ultraconservador da posse de Bolsonaro; veja repercussão

Primeiras notícias que ganharam o dia destacaram o fato de membros da imprensa chinesa e francesa terem deixado a cobertura do evento após tratamento hostil da assessoria de comunicação do político de extrema direita

REDAÇÃO

Brasil de Fato Brasil de FatoTodos os posts do autor
A posse presidencial de Jair Bolsonaro (PSL), nesta terça-feira (01/12), foi repercutida pelos principais jornais do mundo. As primeiras notícias que ganharam o dia destacaram o fato de membros da imprensa chinesa e francesa terem deixado a cobertura do evento após tratamento hostil da assessoria de comunicação do político de extrema direita.
O jornal inglês The Guardian classificou a posse de Bolsonaro como o “o dia que milhões de progressistas brasileiros assistiram com pavor”. A publicação expressou preocupação com as declarações sobre meio ambiente do político, chamando-o de “sem sentido e beligerante”, e ainda criticou a postura sobre política externa do futuro governo.
O argentino La Nación destacou a presença de lideranças internacionais conservadoras e a declaração em que Bolsonaro diz: “vamos unir o povo, valorizar a família, respeitar as religiões e nossas tradições judaico-cristãs, combater a ideologia de gênero, conservando nossos valores. O Brasil voltará a ser um país livre das amarras ideológicas”.
Telesur, canal venezuelano, trouxe análises e reflexões sobre a posse de Bolsonaro. A matéria citou seu jornalista Nacho Lemus, que afirmou: “A tradução prática do discurso de posse de Bolsonaro: Lei da mordaça nas escolas, liberação do porte de armas, reforma da Previdência, austeridade, privatizações e apoio ao agronegócio".
O francês Liberatión destacou a parte do discurso em que o ultradireitista afirma a necessidade “de criar um círculo virtuoso para a economia, dando confiança, necessária para abrir nossos mercados ao comércio internacional, estimulando a concorrência, a produtividade e a eficácia, sem orientação ideológica”.
Um dos primeiros líderes a enviar saudações ao presidente, apesar de não ter comparecido à posse, foi Donald Trump, que enviou congratulações pelo Twitter e disse que Bolsonaro “fez um grande discurso inaugural - os EUA estão com você!” e foi respondido quase imediatamente pela equipe de mídias sociais do presidente. “Juntos, sob a proteção de deus, traremos progresso e prosperidade para nossos países”, respondeu, também pelo Twitter.
O jornal estadunidense Washington Post afirmou acreditar que a vitória de Bolsonaro “leva a maior nação da América do Sul para uma nova direção, adotando uma política linha dura contra o crime, permitindo que cidadãos se armem e promovendo desenvolvimento na frágil Amazônia". Segundo a reportagem, é o político mais à direita eleito no continente nos últimos 50 anos e o caracteriza como “um ardente apoiador do regime militar”.
O mexicano La Jornada qualifica Bolsonaro como ultradireitista e afirma que ele é “um nostálgico da ditadura militar, com um histórico de arroubos misóginos, racistas, homofóbicos, que assume as rendas da maior potência latino-americana, com seus 209 milhões de habitantes”.
Marcelo Camargo/Agência Brasil 
Bolsonaro recebeu faixa presidencial das mãos de Michel Temer

O fascismo por ele mesmo: Philippe Pétain

O fascismo por ele mesmo: Philippe Pétain

Aclamado na Primeira Guerra, general Pétain comandou França de Vichy, colaborando com regime nazista na Segunda Guerra e deportando milhares de judeus.

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Opera Mundi publica, nesta semana, um especial sobre fascismo - contado pelos próprios fascistas. São discursos e entrevistas de Adolf Hitler (Alemanha), António Salazar (Portugal), Francisco Franco (Espanha), Rafael Videla (Argentina), Benito Mussolini (Itália), Emílio Garrastazu Médici (Brasil) e Philippe Pétain (França) que mostram como estas figuras pensavam as sociedades que governavam e justificavam os atos de seus regimes.

Philippe Pétain (1856-1951) nasceu em Cauchy-à-la-Tour, ao norte da França. Ingressou no exército aos 20 anos, quando, em Paris, estudou na Academia Militar e na Escola Superior de Guerra e exerceu funções em diferentes unidades até 1899. Entre 1900 e 1917, o francês foi de Chefe de Batalhão a comandante-chefe do Exército, sendo aclamado pela vitória das forças armadas francesas em Verdun, durante a Primeira Guerra Mundial. 
Em 1940, um ano após o inicio da Segunda Guerra, assumiu o cargo de vice-presidente e, meses depois, assumiu como presidente do governo francês à medida em que negociava uma trégua com o governo da Alemanha e da Itália. Com o território dividido pela guerra, vigorava no país a França de Vichy (1940-1942), nome dado ao Estado francês provisório que correspondia à zona desocupada e, a partir de então, sob influência nazista. Sob o comando de Pétain, o regime enviou de milhares de judeus e comunistas a campos de concentração. O nome vem da cidade onde o governo colaboracionista era sediado.
Segundo documentos oficiais, a França de Vichy deportou de 77.000 pessoas a campos de extermínio até o ano de 1944. No mesmo ano, com a vitória dos Aliados, a República foi restabelecida e Pétain foi acusado de traição e crime de indignação nacional, além de ter sido condenado à morte pela Justiça de seu país. Ao receber a sentença, Pétain disse: “Um marechal francês jamais pede perdão. Só Deus e as próximas gerações poderão julgar. Isso basta à minha consciência e à minha honra. Deposito toda a minha confiança na França”. O então presidente Charles De Gaulle, no entanto, concede um indulto e comuta a pena máxima em prisão perpétua. Philippe Pétain morreria em 1951, na ilha de Yeu. 

Discurso do Marechal Pétain, em 12 de agosto de 1941
Maus ventos
Franceses,
Tenho coisas graves a vos dizer. De muitas regiões da França, eu sinto se levantar nas últimas semanas um mau vento. A inquietude ganha as mentes, a dúvida se apossa das almas. A autoridade de meu governo é questionada, e as ordens são frequentemente mal executadas.
Em uma atmosfera de falsidades e intrigas, as forças da reconstrução perdem o ânimo. Outras  buscam substituí-las, forças que não tem a sua nobreza nem o seu desinteresse.
Meu comando é invocado muitas vezes, mesmo contra o governo, para justificar as chamadas ações de salvação, que são, na realidade, apelos à indisciplina.
Uma verdadeira doença tomam o povo francês. As razões dessa doença são de fácil compreensão. Às horas cruéis seguem-se sempre os tempos difíceis.
Assim nas fronteiras da nação, que a derrota pôs fora de combate, mas cujo império permanece vulnerável, a guerra continua vulnerável, a guerra continua arrasando a cada dia novos continentes, e cada um se interroga com angústia sobre o futuro do país.
Há os que se sentem traídos; outros se creem abandonados. Alguns se perguntam onde estão seus deveres; outros buscam primeiramente seus interesses.
A radio de Londres e certos jornais franceses se juntam a essa desordem espiritual. O sentimento de interesse nacional acaba por perder sua justeza e seu vigor. 
Desta desordem das ideias nasce a desordem das coisas. Será este realmente o destino que, após treze meses de calma, de trabalho e de incontestável recuperação, a França mereceu?
Franceses, eu vos coloco a questão. Eu vos demando a medir sua amplitude e a respondê-la dentro do segredo de vossas consciências.
Nossas relações com a Alemanha são definidas por uma acordo de armistício, cuja característica não pode ser que não provisória. O prolongamento desta situação torna difícil suportar que ela governe as relações entre essas duas grandes nações.
Quanto à colaboração que nos ofereceu no mês de outubro de 1940 o chanceler do Reich, em condições de grande cortesia que eu apreciei, ela é um trabalho de longa duração que não pôde ainda dar todos os seus frutos.
Saibamos ultrapassar a pesada herança de desconfiança legada por séculos de dissenção e de querelas, para nos orientarmos em direção às grandes perspectivas que podem nos oferecer à nossa atuação um continente reconciliado.
Este é o objetivo para o qual nós nos dirigimos. Mas é uma obra imensa, que exige de nossa parte tanto vontade quanto paciência. Outras tarefas são absorvidas pelo governo alemão; tarefas gigantescas onde se desenvolve, no Leste, a defesa de uma civilização que pode mudar a face do mundo.
Quanto à Itália, nossas relações são igualmente regidas por um armistício. Aqui, também, nossos votos são de escapar de uma relação provisória para criar lações mais estáveis, sem os quais a ordem europeia não poderá se construir.
Eu gostaria, por fim, de lembrar à grande república americana que ela tem de não deve temer o declínio dos ideais franceses. Sim, nossa democracia parlamentar está morta. Mas ela não tinha mais do alguns poucos traços comuns com a democracia dos Estados Unidos. Quanto ao instinto de liberdade, ele vive sempre em nós, orgulhoso e firme. A imprensa americana com frequência nos julga mal. Que ela se esforce para compreender as qualidades da nossa alma, e o destino de uma nação cujo território foi, no curso da história, periodicamente devastados, a juventude, dizimada, e a felicidade, perturbada pela fragilidade de uma Europa de cuja reconstrução ela pretende hoje participar.
Nossas dificuldades internas são feitas sobretudo de problemas do espírito, da penúria dos homens e da rarefação dos produtos.
Os problemas dos espíritos não tem origem apenas nas vicissitudes de nossa política externa. Ela provém, sobretudo, da nossa lentidão em construir uma nova ordem, ou mais exatamente, em a impor. A revolução nacional, da qual eu, em minha mensagem de 3 de outubro, descrevi em grandes linhas, não entrou ainda na ordem dos fatos.
Ela aí não penetrou, porque entre o povo e eu, que nos compreendemos muito bem, colocou-se a barreira dupla dos defensores do antigo regime dos servos dos trustes.
Os soldados do antigo regime são numerosos. Eu assim classifico sem exceção todos os que fazem passar seus interesses pessoais à frente dos interesses permanentes do Estado: maçonaria, partidos políticos desprovidos de apoiadores, mas sedentos de vingança, funcionários públicos apegados a uma ordem que os beneficiava e seus senhores ou aqueles que subordinaram os interesses da pátria aos dos estrangeiros. Um longo período será necessário para vencer a resistência de todos os adversários da nova ordem, mas devemos, desde agora, romper com seus projetos, dizimando seus chefes.
Se a França na compreender que ela é condenada, pela força das coisas, a mudar de regime, ela verá se abrir diante dela o abismo em que a Espanha de 1936 quase desapareceu, e de onde ela se salvou graças apenas à fé e o sacrifício.
Quanto ao poder dos trustes, ele procurou se afirmar, novamente, utilizando, para seus fins particulares, a instituição dos comitês de organização econômica.
Esses comitês foram criados, no entanto, para corrigir os erros do capitalismo. Eles tiveram, também, como objetivo confiar aos homens responsáveis a autoridade necessário para negociar com a Alemanha, e assegurar uma repartição justa das matérias-primas indispensáveis para nossas indústrias.
A escolha dos membros desses comitês foi difícil. Nem sempre pudemos encontrar reunidas, nas mesmas cabeças, a imparcialidade e a competência. Esses organismos provisórios, criados sob o império de uma necessidade premente, foram muito numerosos, muito centralizados e muito pesados. As grandes sociedades ali se arrogaram uma autoridade excessiva e um controle muitas vezes inadmissível.
À luz da experiência, eu corrigirei o trabalho realizado, e retomarei contra o capitalismo egoísta e cego a luta que os soberanos da França travaram e venceram contra o feudalismo. Espero que nosso país se desembarace da mais desprezível das tutelas: a do dinheiro.
As organizações profissionais irresponsáveis e guiadas por preocupações mercantis por muito tempo dificultaram nosso abastecimento. Já determinei sanções e golpeei, na pessoa de um homem, todo um sistema: aquele dos escritórios nacionais de distribuição que asseguravam aos atravessadores, em detrimento dos produtores e dos consumidores, um controle exclusivo e usurários de toda a cadeia do abastecimento.
Ainda sofremos. Mas não quero que nosso sofrimento se espalhe diante do escândalo das fortunas construídas sobre a miséria geral.
Isso seria ainda mais revoltante depois que este povo, depois de um ano, realizou um imenso trabalho, apesar das privações de toda sorte e das mais difíceis condições. Refiro-me a nossos lavradores, que, sem mão de obra, sem fertilizantes, sem sulfato, conseguiram obter resultados superiores aos do ano passado. Refiro-me também aos mineiros que trabalharam sem pausa, de dia e de noite, em busca de carvão. Refiro-me a todos os operários que, no retorno do trabalho, não encontraram lares sem fogo para aquecer e mesas pobremente guarnecidas.
Foi graças ao esforço em todos os momentos que a vida do país pôs ser mantida, apesar da derrota. É com eles e para eles que nós poderemos construir amanhã uma França livre, poderosa e próspera. Que eles esperem, comigo, tempos melhores: a provação da França chegará ao fim.
Quanto à penúria de homens, ela se deve sobretudo à ausência dos prisioneiros. Enquanto mais de um milhão de franceses, incluindo os elementos mais jovens e vigoroso da Nação, e a melhor fração de sua elite, são mantidos à margem das atividades do país, será difícil construir um edifício novo e durável. Se retorno permitirá preencher o grande vazio que estamos sofrendo. Seu espírito fortificado pela vida nos campos de batalha, amadurecidos pelas longas reflexões, irão se tornar o melhor cimento da Revolução Nacional.
E, no entanto, apesar das dificuldades, o futuro do nosso país se constrói com uma precisão a cada dia mais assegurada. Famílias, negócios, comunas, províncias serão os pilares da Constituição, à qual os melhores operários de nossa reconstrução trabalham sem descanso e cujo preâmbulo abrirá para o “futuro francês” claras perspectivas.
Nossas reformas mais recentes são objeto de uma revisão metódica, em que as grandes linhas aparecerão mais claramente, uma vez que os textos legislativos serão simplificados e codificados.
Mas não basta legislar e construir. É preciso governar. Essa é uma necessidade e um desejo de todo o povo. 
A França não pode ser realmente governada a não ser de Paris. Ainda não pude voltar até lá, e não voltarei até que algumas possibilidades me sejam oferecidas.
A França só pode ser governada se houver a aprovação da opinião pública, uma aprovação ainda mais necessária num regime de autoridade. Esta opinião, hoje, está dividida.
A França só pode ser governada se diante do impulso do chefe corresponda a exatidão e a fidelidade dos órgãos de transmissão. Essa exatidão e essa fidelidade ainda são falhas.
A França, no entanto, não pode esperar. Um povo com o nosso, forjado pela mistura e raças e de paixões, indócil e corajoso, pronto ao sacrifício mas também à violência e sempre vibrando quando sua honra está em jogo, necessita de certezas, de espaço e de disciplina.
A questão do governo ultrapassa muito, portanto, o quadro de um simples rearranjo ministerial. Ele exige, antes de tudo, a rígida manutenção de certos princípios.
A autoridade não vem de baixo. Ela é exatamente aquela que eu confio ou que eu delego. Eu a delego, num primeiro plano, ao almirante Darlan, para quem a opinião púbica não se mostrou sempre favorável ou sempre justa, mas que não cessou de me ajudar com sua lealdade e sua coragem.
Eu confiei a ele o ministério da Defesa Nacional para que ele possa exercer sobre o conjunto de nossas forças em terra, mar e ar uma ação mais direta.
Ao governo que me cerca, eu deixarei a iniciativa necessária. Eu busquei, porém, traçar, em algumas áreas, uma linha muito clara e eis aqui o que eu decidi:
1. A atividade dos partidos políticos e dos agrupamentos de origem política está suspensa, até segunda ordem, na zona livre. Esses partidos não poderão organizar reuniões públicas ou privadas. Eles deverão renunciar a toda distribuição de folhetos e cartazes. Aqueles que não conformarem com essas disposições serão dissolvidos.
2. A imunidade parlamentar está suprimida a partir da data de 30 de setembro.
3. As primeiras sanções contra os funcionários públicos culpados de emitir falsas declarações, com relação às sociedades secretas, foram tomadas. Os nomes destes funcionários foram publicados nesta manhã no Diário Oficial. Os titulares de altos graus maçônicos, cujos nomes foram igualmente publicados numa primeira lista, não poderão exercer nenhuma função pública.
4. A Legião permanece sendo na zona livre o melhor instrumento da Revolução Nacional. Mas ela só pode cumprir sua tarefa cívica permanecendo, em todos os níveis, subordinada ao governo.
5. Dobrarei os meios de ação da política, cuja disciplina e lealdade deve garantir a ordem pública.
6. Foi criado um quadro de comissários do poder. Esses altos funcionários serão encarregados de estudar o espírito da aplicação das leis, decretos, normas administrativas e instruções do poder central. Eles terão a missão de encontrar e de eliminar os obstáculos que o abuso da regulamentação, a rotina administrativa ou a ação de sociedades secretas possam atrapalhar a obra da reconstrução nacional.
7. O poder dos prefeitos regionais, primeiro esboço do que serão os governadores de província na França de amanhã, está fortalecido. A iniciativa deles em relação às administrações centrais foi ampliada. Sua autoridade sobre todos os chefes de serviços locais é direta e completa.
8. A Carta do Trabalho, destinada a regular, segundo os princípios de minha mensagem de Saint-Etienne, as relações entre operários, artesãos, técnicos e patrões, para a concórdia e a compreensão mútuas, acaba se ser objeto de um acordo solene e será promulgada em breve.
9. O  estatuto provisório da organização econômica será reorganizado, com base na simplificação e no reagrupamento dos comitês, com uma maior representação, dentro deles, da pequena industria,  da pequena indústria e dos artesãos e uma revisão da sua gestão financeira, e a articulação com os órgãos provinciais de arbitragem.
10. Os poderes, o papel e a organização dos escritórios nacionais de revitalização serão modificados segundo as modalidades que, salvaguardados os interesses dos consumidores, permitirão o exercício da autoridade do Estado ao mesmo tempo no plano nacional e no plano regional.
11. Decidi utilizar os poderes que me foram concedidos pelo Ato Institucional n. 7 para julgar os responsáveis por nosso desastre. Um conselho de justiça política foi criado com esse objetivo. Ele apresentará suas proposições antes do dia 15 de outubro.
12. Na aplicação do mesmo ato constitucional, todos os ministros e altos funcionários públicos deverão prestar juramento de fidelidade, e se engajar no exercício dos deveres de seus cargos para o bem do Estado, de acordo com as leis da honra e da probidade.
Essa primeira série de medidas tranquilizará os franceses que não pensam em outra coisa que a salvação da Pátria.
Os prisioneiros eu ainda estão nos acampamentos e que se preparam em silêncio para a obra da restauração nacional, camponeses da França que realizam a colheita em condições particularmente difíceis, habitantes das zonas interditas que colocam toda a sua confiança na integridade da França, operários dos bairros distantes privados da carne, do vinho e do tabaco e ainda assim cheios de coragem, é em vocês que eu eu penso.
É para vocês que eu dirijo essas francesas palavras.
Eu conheço, por profissão, o que é a vitória. E vejo, hoje, o que é a derrota. Recebi a herança de uma França machucada. Essa herança, tenho o dever de a defender, mantendo vossas aspirações de vossos direitos.
Em 1917, eu pus fim aos motins.
Em 1940, eu pus um termo à derrota. Hoje, é a vocês mesmos que eu quero salvar.
Na minha idade, quando se doa sua pessoa a seu país, não há mais sacrifícios dos quais se pretenda escapar. Não há outras regras que não sejam as da salvação pública.
Lembrem-se disso:
Um país batido, se ele se divide, é um país que morre.
Um país batido, se ele sabe se unir, é um país que renasce.
Viva a França!